¡Asumiendo nuestras luchas!

Vivir ciertamente tiene sus etapas, momentos en los que nos sentimos pequeños y débiles, otros donde creemos que tenemos toda la fuerza y el poder del mundo en las manos, así como otros miles de momentos que se agazapan en algún punto entre estos extremos, cada una de ellas va nutriendo dentro de nosotros una conciencia más sabia, o por lo menos eso pareciera  a medida que pasa el tiempo
Federico ObregónHace 3 años819 min

Vivir ciertamente tiene sus etapas, momentos en los que nos sentimos pequeños y débiles, otros donde creemos que tenemos toda la fuerza y el poder del mundo en las manos, así como otros miles de momentos que se agazapan en algún punto entre estos extremos, cada una de ellas va nutriendo dentro de nosotros una conciencia más sabia, o por lo menos eso pareciera  a medida que pasa el tiempo; sin embargo, no quiero parecer dogmático, ya que ni todo lo viejo es sabio ni toda experiencia enseña, y no es que las experiencias no estén llenas de enseñanzas, sino que el aprendizaje no depende de la enseñanza que está detrás de cualquier acto, sino de la actitud del que aprende.

En mis años de experiencia como docente, he podido apreciar, cómo mucho esfuerzo se convierte en nada en algunos, mientras que algunos otros transforman cualquier experiencia pequeña en grandes aprendizajes. Por lo tanto, debo concluir que al final de los días, todos -generalizando por supuesto- nos creemos más sabios, pero no necesariamente esa es la realidad de muchos. Es importante  tomar conciencia de ello, porque la vida es tan misteriosa para todos en algún momento de nuestras existencia que, no sabemos ni por qué, ni para qué estamos en un lugar tan hermoso, pero colmado de gente con tantas ganas de destruirlo a la vez.

El aprendizaje no depende de la enseñanza que está detrás de cualquier acto, sino de la actitud del que aprende.

Cuando uno despierta la conciencia sobre el lugar en el que habita -hablo del planeta en conjunto- le es imposible no acercarse un poquito a la locura. La realidad del comportamiento humano y nadie lo va a negar, invita a tomar un arma, apuntar a la sien y simplemente retirarse de este lugar donde nada funciona como debiera funcionar (con al menos una pequeña pizca de lógica). Como yo sé que de esta simple manera no van a entender a cabalidad lo que digo, enumeraré al azar algunas cosas que pueden hacer exacerbar la serenidad y cordura de cualquiera.

Por ejemplo, cuando uno ve tantas religiones tan variadas y para todos los gustos que enarbolan el amor como bandera común y, al mismo tiempo odian todo lo que se les cruce en el camino, incluidos ellos mismos. Otro ejemplo brutal de esta actitud, es el cuidado del planeta. Todos sabemos que estamos haciendo muy mal las cosas al respecto, contaminando todo a nuestro paso, a punto de probablemente llevarnos a la destrucción como especie. Sin embargo, sobre todo los dueños de las grandes capitales económicas que ejercen poder y dominio sobre el mundo, están más empecinados en conservar su dominio que, en preservar el planeta y todas las vidas que en el habitan, incluido ellos mismos. Por supuesto hay muchos miles de ejemplos más de este tipo, por lo que no es casualidad que cualquiera que empiece a tener un poco de conciencia, avalada por un poco de conocimiento de la realidad que le rodea, se vea abrumado por ella.

A partir de aquí algunos cuantos asumen un rol protagónico con el objetivo de cambiar un poco la penosa realidad, otros tantos tratan de abstraerse de esta responsabilidad de una, varias o incluso todas las maneas posibles, evitando ser parte de este sistema que parece sacado de un libro de tortura. Muchos otros, sin pensarlo dos veces, simplemente se alinean a esta tortuosa realidad, porque consideran que no les queda otra alternativa (claro está que hay mucha gente que nunca despierta la conciencia y que pasan por la vida sin pensar en absoluto sobre lo que pasa a su al rededor, algunos porque por el afán de supervivencia, no se pueden permitir tomarse un respiro para crecer intelectualmente y otros, porque sencillamente la capacidad de cuestionarse las cosas les son esquivas.

Está claro que en este punto, a ninguna de las personas que han llegado hasta aquí le parece divertida la idea de ser espectador de cómo la forma en la que se desenvuelve el mundo, nos destruye un poco cada día. Latinoamérica por cierto, es uno de los lugares donde con más claridad se pueden ver acontecimientos que, si tenemos algo de humanidad, nos lastiman cada día el corazón, porque son hechos que nos deshumanizan, que nadie quisiera saber de su existencia, pero ahí están, levantando la bandera de lo estúpido que puede ser el mundo.

Sin ir más lejos, aquí en Perú hace no mucho, nos escandalizaba un audio en el que un alto funcionario de justicia negociaba la liberación de un violador de una menor; también vemos como muchos hermanos sufren los embates de la naturaleza porque sus políticos no saben hacer otra cosa que robar en los cargos públicos, así podría mencionar miles  de tragedias más que día a día nos acompañan, pero basta con que entiendan lo que explico, porque esto no se trata de hablar sobre qué pueden hacer las autoridades al respecto, ni de cómo los políticos deben actuar, porque “más de mil veces” se han hablado de soluciones y esas mismas “más de mil veces”, no se ha hecho nada, en otras palabras, todos sabemos lo que se debe hacer, pero nadie lo hace.

Mi intención es hacerle comprender a la gente buena, que sé que las hay, que no es su responsabilidad cambiar el mundo, sino solo intentarlo, porque a lo primero le va tener que acompañar la frustración infinita, porque por más que uno haga su mejor esfuerzo, muchas veces no se consigue el resultado esperado. Lo segundo en cambio, es asumir nuestra pequeñez ante la realidad, que es un punto de vista más correcto por parte del ser humano, porque no somos los héroes del mundo, ni divinos elegidos para llevar sabiduría y beneplácito al mundo, o por lo menos no lo sabremos hasta que hayamos tenido ese golpe de suerte; sin embargo, nuestro afán de apostar por un mundo mejor, de querer vivir otra realidad más justa y un largo etc. muchas veces nos echa encima la pesada carga de sentirse responsable de no poder cambiar muchos aspectos que desearíamos de nuestras vidas y la de los demás.

Sin embargo, como menciono, nada está más lejos de la realidad, si bien nosotros podemos desear muchas cosas y podemos obrar en cuanto nos sea posible para hacer de este mundo un lugar mejor, en cada momento y desde cada área en el que nos sea posible, no implica que debamos morir esperando resultados positivos, porque como planteé en la premisa anterior, esto escapa de nuestras posibilidades enteramente, puesto que depende de infinidad de factores que están muy lejos de lo que nosotros podemos controlar, asumir esto no tiene nada de malo, puesto que es la forma correcta de afrontar la realidad, ¡entendiéndola!.

Pero siempre llega el momento de pensarlo, de desaprender y de ver las cosas claras, asumiendo que todo ese romanticismo muere en torno a la realidad, y debe morir.

El problema de no asumir la realidad como tal, se ocasiona según mi punto de vista, porque la mayoría de nosotros hemos crecido creyendo que todo esfuerzo dará los resultados esperados, que toda lucha trae como consecuencia la victoria, o como dicen por ahí: “toda lucha tiene su recompensa”, y un largo etc. como parte de la educación romantizada de nuestro entorno: padres, profesores, amigos, etc. todos nos repiten ese discurso mal preparándonos para la vida y creando una expectativa errónea de la realidad, pero siempre llega el momento de pensarlo, de desaprender y de ver las cosas claras, asumiendo que todo ese romanticismo muere en torno a la realidad, y debe morir, porque de lo contrario, en algún momento, la carga se vuelve demasiado pesada e infructuosa para el alma noble que busca cumplir con su propósito tan anhelado.

Espero que, más temprano que tarde, muchos lleguen a este punto. Bien dicen que si no aprendes la lección, la vida te la vuelve a enseñar, en este punto no hay cosa más cierta, pero en cada golpe de la vida nuestro ser, suele quebrarse un poco y nuestro tiempo es cada vez menor, así es el paso por esta vida, efímera; y por lo tanto mientras antes se asuma la realidad, más antes se estará preparado para una nueva forma de plantearse la vida, más tranquila, sin afanes de grandeza y sin asumir la responsabilidad de  cambiar el mundo que nos rodea sobre los hombros; sin embargo, esto no quita el afán y el deseo de cambiar la realidad, sino simplemente se asume otra actitud ante la espera del resultado, -que muchas, miles de veces- no va ser el que esperamos. Dicho con palabras sencillas, estaremos preparados para fracasar miles de veces, pero a nunca rendirnos, a no conformarnos y nunca cambiar lo que llevamos dentro, porque solamente esa siempre será nuestra victoria, porque esa actitud sí depende de nosotros, porque nos permitirá seguir con el sueño intacto. Con las fuerzas suficientes para un siguiente intento.

Me despido deseándoles a todos los guerreros de la vida, que luchan por un mundo mejor, una feliz lucha, disfruten del proceso, que el corazón se haga cada vez más fuerte y que no cesen de ver llegar las derrotas, porque solo aquel que lucha puede presumir que ha sido derrotado, pero que las derrotas no nos amilanen, nunca, porque eso sí depende enteramente de nosotros.

Federico Obregón

Comunicador Social y Artista Plástico, fiel creyente de no tomarse la vida tan en serio pero consciente de lo bello que es mundo y del poco tiempo que tenemos para disfrutarlo.