Judas Iscariote, ¿traidor o héroe?

Alex LeónHace 19 horas396 min

Quiero dejar en claro a los lectores de esta pequeña nota que mi escrito no parte desde el punto de vista de un ateo, sino más bien de un modesto cristiano como yo, que ha decidido prescindir de las instituciones religiosas y encontrar su camino espiritual de la manera más austera posible: aquí no creemos en diezmos ni en incentivos económicos que compran la salvación.

Así que tocar el siempre incómodo tema de Judas Iscariote para mí no significa única y exclusivamente hablar de la traición y la codicia, sino más bien de reconocer que Judas fue un elegido y sencillamente eso lo ubica en un podio espiritual al que no todos seremos capaces de llegar.

Tampoco mi escrito intenta dividir bandos donde uno condene y el otro absuelva el actuar del profeta, sino llegar a un punto intermedio donde cualquier persona con un mínimo de sentido crítico pueda decir que hay algo de razón en lo que voy a mencionar, aunque en estos tiempos donde la idea no triunfa por su lucidez sino por su prepotencia, mis pretensiones de alcanzar una cierta coincidencia están lejos de hacerse realidad. De cualquier manera, expongo lo siguiente:

«Hablar mal de Judas es hablar mal de Cristo y hablar mal de Cristo es hablar mal del Mismísimo, al que no me atrevo a pronunciar. El proyecto de la venida del Hijo de Dios a esta tierra tenía una misión fundamental: salvar a la humanidad del pecado y ello requería sacrificar al Redentor y que el ejemplo de amor de Aquel inocente crucificado en el Gólgota nos libere de toda la miseria generalizada en que había caído el ser humano.

Jesús eligió a sus discípulos. Como hombre lo habría hecho por el sentir de su corazón; como Dios, posiblemente aquellas personas fueron elegidas muchas eternidades antes de que sucedan los hechos. Por lo tanto, es imposible que a un Dios Supremo se le pase por alto la infiltración de un ser perverso en el grupo que habían conformado. Sin embargo, habrá quienes digan que los discípulos eran hombres comunes que pudieron haber caído en la corrupción del dinero o en la maldad que siempre merodea el alma de una persona; si tal fuera el caso, reconoceríamos las limitaciones divinas de Jesús y lo ubicaríamos más como un líder político que defendió una causa y estaba siendo perseguido por el poder de un gobierno, que al final logró poner un espía entre los discípulos. Bajo este argumento, la narrativa de la ascensión de Cristo a los cielos quedaría totalmente descartada.

Ahora que resolvimos el tema de que, si Judas hubiera formado parte de un proyecto divino, sería un héroe y, si solo fuera un hombre que participó de una causa política, sería el gran traidor de la historia. Existe una tercera posibilidad que planteó Borges en uno de sus cuentos maravillosos. Y es que Dios, al enviar a su único Hijo, bajó Él también a la tierra: tocó polvo, sudó, tuvo sed. Y al comprobar la corrupción del ser humano, decidió involucrarse por completo en el fango de sus vilezas, en lo más ruin de su creación, en lo despreciable y mezquino que puede ser una persona, y se hizo carne y lloró, padeció, pidió clemencia; nadie lo escuchó y se mató. «Dios fue Judas Iscariote».

Alex León

Profesor de Música y Artes, trompetista profesional, políticamente de Centro Izquierda, seguidor y amante de la literatura borgiana y mediano escribidor.