A Diego

Un domingo más  que  termina  e  increíblemente  este  no  es  un  domingo  gris,  fue  un  día interesante y hasta feliz se podría decir. Nada mejor que el amor de tus pequeñas primas para convertir el día más odiado en uno aceptable. En muchos instantes del día los demonios  quieren  controlar  la  situación,  pero  orgullosa  puedo  decir  que  los  regresé  al infierno del que intentaron escapar. Al finalizar el día, buscando leer, encontré las letras de una canción, he aquí una frase: “Buscando otro cuerpo, otra voz, fui consumiendo infiernos para salir de vos, intoxicado, loco y sin humor…”  – Bersuit Vergarabat.
Jahel BernardoHace 2 años1211 min

Un domingo más  que  termina  e  increíblemente  este  no  es  un  domingo  gris,  fue  un  día interesante y hasta feliz se podría decir. Nada mejor que el amor de tus pequeñas primas para convertir el día más odiado en uno aceptable. En muchos instantes del día los demonios  quieren  controlar  la  situación,  pero  orgullosa  puedo  decir  que  los  regresé  al infierno del que intentaron escapar. Al finalizar el día, buscando leer, encontré las letras de una canción, he aquí una frase: “Buscando otro cuerpo, otra voz, fui consumiendo infiernos para salir de vos, intoxicado, loco y sin humor…”  – Bersuit Vergarabat.

Al leer la canción, recordé mi año de alcohol y malas decisiones. Definitivamente esta frase, describe el porqué de las malas decisiones. No me arrepiento y ojalá pudiera hacerlo, porque al menos significaría que tengo conciencia y que no estoy tan jodida como parece. Pero no, aunque dolió y lloré (mucho), no cambiaría nada de lo vivido.

Mi querido Diego, hoy después de mucho tiempo te recuerdo y ya no dueles y aunque la  probabilidad  de  que  leas  estas  palabras  es  mínima,  me gustaría  escribirte  por  última vez. Es mi acto de despedida, es un adiós eterno. El día que partiste con tu frase estúpida, empezó mi travesía por el infierno. Anduve deprimida por mucho tiempo, sin embargo, salía al mundo, quizá no a vivir, pero si a intentarlo. Fue una lucha constante contra los recuerdos, aquellos donde conquistábamos el mundo y éramos felices. Me hice miles de preguntas, no entendía que había pasado y como parte de la tortura, cada noche reproducía la película de nuestra historia, intentando identificar el motivo y el momento en que todo se fue a la mierda, no obtuve  respuesta.  ¿Sabes  que sería  interesante?  Tú  y  yo  con  una  copa  de  whisky  en  la mano, respondiendo preguntas y contando cómo nos ha ido en este tiempo, si la vida nos ha sonreído  y  fue  lo  que  esperábamos,  si  nos  extrañamos,  si  nos  olvidamos,  si  logramos  ser felices; pero eso no pasara, así que voy a contarte por aquí.

A unos meses de tu partida, empecé a salir cada fin de semana, era mejor estar adormecida a tener que escuchar al corazón. En esos días de rebeldía, días en que quería demostrar que tu partida no me importaba, que no causó el más mínimo efecto en mí; conocí a una persona que al obsérvalo, parecía que arrastraba una carga similar a la mía, ojalá hubiéramos  sido  más  sinceros.  Es  un  simple  mortal,  pero  en  aquel  momento  era  la medicina perfecta en la dosis correcta. Su presencia mitigaba tu recuerdo, tenía la atención necesaria para conmigo; pero sobre todo y lo más importante, es que no eras tú, cualquiera que no seas tú.

Aunque suene egoísta, lo único que necesitaba en aquel momento era borrarte por completo, así que, aproveché su presencia y sus atenciones para arrastrarlo conmigo en cada una de las malas decisiones consideradas en el plan para olvidarte. Y como dice la canción, fui consumiendo infiernos para olvidarte, en otros brazos, otra piel, otra voz, otros besos; cada día descendía un poco más, y ahí estaba él, el antibiótico necesario para borrar cada uno de tus recuerdos. Déjame decirte que funcionó, al cabo de unos meses en esa otra piel, pude dejar cada una de tus caricias; en esa historia que construía, fui dejando cada uno de los recuerdos que tenía contigo.

Me esforcé demasiado. ¿sabes? Me encargué de hacer con él, todas las cosas que hacía contigo, sustituí cada recuerdo por uno falso e insípido. Llegó un momento en que sentí pena por él, porque creí que ese intercambio en donde ambos nos utilizábamos para olvidar el pasado, había dejado de ser un simple negocio para él, parecía que sentía  amor  por  mí.  Dejé  de  jugar  y  fue  ahí  cuando  me  di  cuenta  que  las  culpas  y remordimientos  estaban  demás,  porque  él,  al  igual  que  yo,  solo  buscábamos  sobrevivir  a  un pasado doloroso. El orgullo y los sentimientos entreverados me jugaron una mala pasada y tuve una recaída, no sé si por ti o por su partida. Y como dije líneas arriba, ojalá hubiera sido más sincero, se lo pedí miles de veces. Ojalá me hubiera dicho que lo que necesitaba era jugar el juego a olvidar con otros besos y en otra piel.

Posiblemente ahora seriamos “buenos amigos”. También él partió y como me suele pasar de vez en vez, tuve una crisis existencial. Entonces me alejé del mundo y me dediqué a buscar a la Daniela que tanto amo, la  encontré  y  empecé  a  recuperarla  de  a  poco;  ahora  mismo,  siento  que  la  recuperé prácticamente por completo. Solo que esta es más fuerte, cuida más su corazón y sabe lo que vale y está orgullosa de sus malas decisiones, sus fracasos, sus caídas; pero sobre todo, está orgullosa de la mujer que es hoy.

Querido mío, gracias por todo, por tanto, amor, por tantas risas, por  tanto dolor y tantas lagrimas; si un día me ves en tus recuerdos, sonríe y envíame tus mejores deseos. Como solía pedirte seguido: “Si un día la distancia nos separa, recuérdame bonito”. Como puedes ver, no me ha ido tan mal, he sido feliz, aunque sea un poquito. Adiós estúpido humano, espero que la vida te trate bonito.

Jahel Bernardo

Mujer, aunque debí ser machito y vivir como Bukowski. Amante de la lectura, las rosas y chocolates. Odio los domingos deshabitados y al mundo -eso es lo que suelo decir- aunque siempre voy por el mundo con el corazón en la mano.