Un domingo más que termina e increíblemente este no es un domingo gris, fue un día interesante y hasta feliz se podría decir. Nada mejor que el amor de tus pequeñas primas para convertir el día más odiado en uno aceptable. En muchos instantes del día los demonios quieren controlar la situación, pero orgullosa puedo decir que los regresé al infierno del que intentaron escapar. Al finalizar el día, buscando leer, encontré las letras de una canción, he aquí una frase: “Buscando otro cuerpo, otra voz, fui consumiendo infiernos para salir de vos, intoxicado, loco y sin humor…” – Bersuit Vergarabat.
Al leer la canción, recordé mi año de alcohol y malas decisiones. Definitivamente esta frase, describe el porqué de las malas decisiones. No me arrepiento y ojalá pudiera hacerlo, porque al menos significaría que tengo conciencia y que no estoy tan jodida como parece. Pero no, aunque dolió y lloré (mucho), no cambiaría nada de lo vivido.
Mi querido Diego, hoy después de mucho tiempo te recuerdo y ya no dueles y aunque la probabilidad de que leas estas palabras es mínima, me gustaría escribirte por última vez. Es mi acto de despedida, es un adiós eterno. El día que partiste con tu frase estúpida, empezó mi travesía por el infierno. Anduve deprimida por mucho tiempo, sin embargo, salía al mundo, quizá no a vivir, pero si a intentarlo. Fue una lucha constante contra los recuerdos, aquellos donde conquistábamos el mundo y éramos felices. Me hice miles de preguntas, no entendía que había pasado y como parte de la tortura, cada noche reproducía la película de nuestra historia, intentando identificar el motivo y el momento en que todo se fue a la mierda, no obtuve respuesta. ¿Sabes que sería interesante? Tú y yo con una copa de whisky en la mano, respondiendo preguntas y contando cómo nos ha ido en este tiempo, si la vida nos ha sonreído y fue lo que esperábamos, si nos extrañamos, si nos olvidamos, si logramos ser felices; pero eso no pasara, así que voy a contarte por aquí.
A unos meses de tu partida, empecé a salir cada fin de semana, era mejor estar adormecida a tener que escuchar al corazón. En esos días de rebeldía, días en que quería demostrar que tu partida no me importaba, que no causó el más mínimo efecto en mí; conocí a una persona que al obsérvalo, parecía que arrastraba una carga similar a la mía, ojalá hubiéramos sido más sinceros. Es un simple mortal, pero en aquel momento era la medicina perfecta en la dosis correcta. Su presencia mitigaba tu recuerdo, tenía la atención necesaria para conmigo; pero sobre todo y lo más importante, es que no eras tú, cualquiera que no seas tú.
Aunque suene egoísta, lo único que necesitaba en aquel momento era borrarte por completo, así que, aproveché su presencia y sus atenciones para arrastrarlo conmigo en cada una de las malas decisiones consideradas en el plan para olvidarte. Y como dice la canción, fui consumiendo infiernos para olvidarte, en otros brazos, otra piel, otra voz, otros besos; cada día descendía un poco más, y ahí estaba él, el antibiótico necesario para borrar cada uno de tus recuerdos. Déjame decirte que funcionó, al cabo de unos meses en esa otra piel, pude dejar cada una de tus caricias; en esa historia que construía, fui dejando cada uno de los recuerdos que tenía contigo.
Me esforcé demasiado. ¿sabes? Me encargué de hacer con él, todas las cosas que hacía contigo, sustituí cada recuerdo por uno falso e insípido. Llegó un momento en que sentí pena por él, porque creí que ese intercambio en donde ambos nos utilizábamos para olvidar el pasado, había dejado de ser un simple negocio para él, parecía que sentía amor por mí. Dejé de jugar y fue ahí cuando me di cuenta que las culpas y remordimientos estaban demás, porque él, al igual que yo, solo buscábamos sobrevivir a un pasado doloroso. El orgullo y los sentimientos entreverados me jugaron una mala pasada y tuve una recaída, no sé si por ti o por su partida. Y como dije líneas arriba, ojalá hubiera sido más sincero, se lo pedí miles de veces. Ojalá me hubiera dicho que lo que necesitaba era jugar el juego a olvidar con otros besos y en otra piel.
Posiblemente ahora seriamos “buenos amigos”. También él partió y como me suele pasar de vez en vez, tuve una crisis existencial. Entonces me alejé del mundo y me dediqué a buscar a la Daniela que tanto amo, la encontré y empecé a recuperarla de a poco; ahora mismo, siento que la recuperé prácticamente por completo. Solo que esta es más fuerte, cuida más su corazón y sabe lo que vale y está orgullosa de sus malas decisiones, sus fracasos, sus caídas; pero sobre todo, está orgullosa de la mujer que es hoy.
Querido mío, gracias por todo, por tanto, amor, por tantas risas, por tanto dolor y tantas lagrimas; si un día me ves en tus recuerdos, sonríe y envíame tus mejores deseos. Como solía pedirte seguido: “Si un día la distancia nos separa, recuérdame bonito”. Como puedes ver, no me ha ido tan mal, he sido feliz, aunque sea un poquito. Adiós estúpido humano, espero que la vida te trate bonito.
