Gritó, lloró, suplicó cariño, atención, apoyo o cuidados; pero no recibió nada de ello, así que poco a poco fue cayendo más y más en la depresión. Aun atravesando todo ello, siempre trató de brindarle los cuidados necesarios a la pequeña. En medio del dolor, la niña fue su lazo a este mundo y la única razón de aún seguir en este mundo. Durante los 6 meses que le tocó vivir con el padre de la niña, fue maltratada psicológicamente, recibía gritos, minimización, incluso tuvo que atravesar violencia económica, muchas amenazas de abandono o de quitarle a la niña, alegando inestabilidad emocional; pero lo que ella estaba atravesando se llama “depresión posparto” y es real, y puede llevar al suicidio si no es tratado a tiempo.