Los años miserables
Hace unos días caminaba las calles húmedas de nuestra ciudad, llovía con cierta intensidad y la gente empezaba a correr como si huyeran de una ráfaga de balas. Con cierta melancolía, distraído y con indiferencia al mundo real, fui a parar a los días olvidados de mi adolescencia, momentos en la que con cierta embriaguez juraba revelarme al sistema político que tanto daño hacía a nuestro país, leía libros de filosofía, sociología y comunismo, el resentimiento crecía sin medida, escribía versos repletos de odio y con ansias de venganza; para mí toda la culpa de la situación de pobreza recaía en el sistema y las autoridades de turno. Pasaba largas horas pensando una solución, dirigía toda mi “genialidad” en reclutar gente y convencerlos que conspirar en contra de los miserables, era la medicina para curar el mal que nos aqueja como sociedad.