Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo sí sé!

Duele tener un país insensible por el sufrimiento del prójimo, lacera a la razón el hecho de tener compatriotas incendiarios que ordenan defender la democracia a punta de balazos...
Yoel VenturaHace 2 años66 min

Me imagino a las madres y padres llorando por la pérdida de sus hijos. Me imagino a las esposas sufriendo en el alma porque perdieron a sus compañeros de vida. Me imagino a los hijos e hijas llorándole al ataúd de sus padres. Me imagino a las hermanas y hermanos, creyendo que todo lo que les viene sucediendo es solo es una pesadilla. Me imagino que esto no está sucediendo en un país supuestamente democrático.

Nuestros compatriotas fallecidos en la brutal represión militar-policial, ejerciendo su derecho constitucional a la protesta, no eran terroristas, fueron humildes peruanos de a pie como cualquiera de nosotros. No fueron balas enemigas los que acabaron con sus vidas, fueron balas disparadas por sus propios compatriotas. Militares y policías que alguna vez juraron defender la patria, hoy manchan su fusil con sangre de su propio pueblo.

Pero no solo las balas acabaron con sus vidas, también fueron rematados por nuestra indiferencia, nuestra apatía y nuestra estigmatización. Se van para no volver, porque esta patria fue ingrata con ellos. Practicamente protestar, para cierto grupo de peruanos es un delito, y de todos los modos y formas han tratado de atribuirle adjetivos que no corresponden.

Han afirmado que detrás de eso hay terroristas, delincuentes y el foro de Sao Paolo, pues hay inteligencia del Estado y el Ministerio Público, ya deberían de haber capturado a estos que señalan, ya que para perseguir al delito tenemos al derecho penal. En un Estado de Derecho a los delincuentes no se les mata, se les captura, procesa y sanciona penalmente. No vivimos en épocas donde primaba el fusil sobre la razón, al menos somos copia de un Estado moderno, o eso creo.

Se me acongoja el alma, porque la vida de estos peruanos no importa en Lima, no importa en el Perú. Tanto hemos caminado, pero hemos avanzado poco. Dueles patria mía, dueles mucho. El sur del Perú sigue desangrándose, mientras los políticos no quieren escuchar. Hemos soportado casi ya 7 años de crisis política de manera permanente, los ciudadanos no merecemos a estos políticos.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡yo sí sé!, golpes como la indiferencia del resto de compatriotas, ya que mientras en el sur hay brutales represiones, en otros lados del país hay fiestas y celebraciones. Es cierto que nadie está obligado a protestar, ni tampoco se debe mendigar solidaridad y empatía por los demás. Duele tener un país insensible por el sufrimiento del prójimo, lacera a la razón el hecho de tener compatriotas incendiarios que ordenan defender la democracia a punta de balazos.

Mis brazos democráticos se extienden para abrazar a la distancia a los hermanos y hermanas que pierden a sus familiares. Sus lágrimas son las mías, sus dolores también. Lloro desde esta fría vereda en la que escribo esto. Las aguas del Huallaga han calmado el sonido de sus caudales y pasan en completo silencio. La noche está serena, pero no mi corazón que palpita indignado, es que hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo sí sé!

Yoel Ventura

Gordito memero y escritor con inteligencia artesanal. Soy investigador en historia y laboro en Derechos Humanos y Derecho Internacional Público. En un mundo de grises, sigo creyendo que el amor es azul.💙