La Iglesia Católica tiene un nuevo líder espiritual. El cardenal peruano-estadounidense Robert Francis Prevost ha sido elegido como el Papa número 267 y ha adoptado el nombre de León XIV, tras una breve pero decisiva ronda de votaciones en el cónclave iniciado el miércoles. La tradicional fumata blanca apareció a las 18:08 hora de Roma, confirmando la elección del nuevo pontífice, quien se asoma como una figura de reconciliación y renovación para la Iglesia global.
Nacido en Chicago en 1955, Prevost es miembro de la Orden de San Agustín. Su trayectoria pastoral destaca no solo por su labor en los Estados Unidos, sino especialmente por su extenso servicio misionero en el Perú, país con el que mantiene un lazo profundo y personal. A finales de los años 80, llegó como misionero a la diócesis de Chulucanas, en Piura, y luego asumió responsabilidades en Trujillo, donde trabajó en formación pastoral y defensa de los más vulnerables.
El vínculo con el Perú se estrechó aún más en 2015, cuando fue nombrado obispo de Chiclayo. Durante su gestión, impulsó reformas en el clero local, promovió espacios de diálogo social y defendió activamente los derechos humanos de los pueblos originarios y las comunidades rurales. Fue ampliamente reconocido por su cercanía al pueblo y su capacidad para escuchar a los sectores más olvidados.
En 2023, antes de ser llamado a Roma por el Papa Francisco para asumir un cargo en la Curia, la Conferencia Episcopal Peruana le otorgó la Medalla de Oro de Santo Toribio de Mogrovejo, el máximo reconocimiento eclesial en el país, como homenaje a su compromiso pastoral en suelo peruano. Además, Robert Prevost obtuvo la nacionalidad peruana, consolidando así su doble pertenencia espiritual y cultural.
La elección de León XIV ha sido recibida con entusiasmo tanto en el Vaticano como en América Latina. En su primer mensaje desde el balcón de la Basílica de San Pedro, expresó palabras de gratitud en español, recordando con emoción su paso por Chiclayo y su cariño por “Un saludo a todos aquellos, y modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo y ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo iglesia fiel de Jesucristo”. Señaló, muy emocionado.
La figura de León XIV representa una esperanza renovada para millones de católicos, especialmente en el sur global. Su experiencia intercultural, su cercanía con los pobres y su paso por América Latina lo perfilan como un Papa sensible a los desafíos de una Iglesia en transformación. En el Perú, su elección ha sido celebrada con orgullo, como el reconocimiento a una historia de entrega que, desde el norte del país, hoy alcanza el corazón mismo del Vaticano.